viernes, 25 de junio de 2010

I need an electric feel


Se quedó 2 horas cortas mirando fijamente sobre la encimera de granito las tijeras de plástico amarillas brillantes del supermercado aquel donde todo era tan barato. Se dio cuenta de las millones de cosas que puedes hacer con unas tijeras. Puedes cortarle el pelo a alguien, matar a alguien, asustar a alguien, darle forma a un papel din A4 seco, darle forma a un papel rosa, a un papel azul, rallar el pupitre formando palabras para aliviar el aburrimiento, y entenderéis que si empiezo así no paro.
Si las tijeras no fuesen de ese amarillo serían peores. Era la mezcla perfecta entre el amarillo fosforito y el amarillo mostaza, parecido al de los taxis de Nueva York, pero menos anaranjado y más claro, muy brillante. Y se tumbó en su cama a pensar. Sacó su cuaderno rosa de penas, era muy suave y le recordaba a princesas que olvidan que su vida es una injusta farsa. Sacó su pluma del cajón, miró por su ventana y comenzó a escribir.

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